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jueves, 31 de agosto de 2017

Rosendo, Rock en las tripas

ROSENDO - ROCK EN LAS TRIPAS

 

Pincha y escucha


Corría el año 93, y sólo faltaba el prólogo del libro; Rosendo, que tiene que salir algo tuyo!, se lo pide el Antonio de Miguel, y hay está Rosendo contando como pasa un día buscando las musas de la inspiración. Y es que a él se le hace más fácil escribir una canción, lo de hablar sobre uno mismo es un “berenjenal”; se pasa la tarde en la casa de campo, se le ocurre subirse a una barca, se toma unas cañas, y cuando quiere darse cuenta son las diez y pico y anochece. Allí no quedan más que las putas, y esas tampoco le van a sacar de este apuro, vuelve a su casa pensando, ¿no se suponía que el libro lo ibais a escribir vosotros?, a ver si os enteráis, que lo de uno son las canciones.

No hay vanidad artística en Rosendo, aunque sí legítimo orgullo por una trayectoria coherente y sólida. Se dice de Rosendo que en la distancia corta cautiva a su interlocutor, es un tipo que cae bien a todo el mundo. Él siempre se ha inclinado por un afán de llevarse bien con todo aquel al que conoce, evitar malos rollos, buscar un punto de equilibrio. Siempre se ha mantenido en una línea media, cuando se ha enfrentado a la prensa para su promoción, es conocido por presentar el cancionero que le atañe y evitar ponerse en un escaparate para vender una película, el no vale para eso, ni tiene interés en vender una historia que no vaya con su rollo.

Rosendo nació en Carabanchel, un 23 de febrero de 1.954, desde bien pequeño tenía mucho interés por la música, recortaba guitarras de cartón que pegaba en un palo. Conseguir un instrumento de “verdad” fue más complicado, de familia humilde, en su casa escaseaba el dinero. Su abuelo, de quién heredó el nombre, fue el que le regalo su primera guitarra española cuando tenía 12 años. Se dedicaba a buscar acordes escuchando la radio, de adolescente el rock se convierte en la más preciada de sus aficiones. Cómo primeras referencias se decanta por el rhythm & blues de Canned y Steppenwolf, escuchaba a Black Sabbath, Jethro Tull y Deep Purple, y a Rory Gallagher, que se convirtió en una de sus influencias más grandes. Sus estudios se resintieron y los relegó a un segundo plano, en cuanto terminó el bachillerato empezó a trabajar como botones en una oficina.

Cuando tenía 18 años conoció a unos chavales de su barrio que tenían un grupo llamado Fresa, como les faltaba un guitarrista y Rosendo era conocido en el barrio por andar siempre con la guitarra a cuestas, le propusieron unirse como guitarra solista. Fresa era una formación orientada a bailes modelo orquesta que interpretaban versiones para las fiestas de los pueblos y también acompañaban a cantantes solistas. En aquella época la competencia en ese terreno era considerable, en Madrid había varias oficinas de contratación y los grupos tenían que llamar a todas para ofrecerse casi todos los días. Fueron contratados como acompañantes de Jeanette, algo que les reporto varios dividendos y un verano de galas.


Tras una serie de disputas, Fresa quedó convertida en trío: el batería Chuchi, el bajista Chiqui Mariscal y el propio Rosendo. Estaban buscando cantante para dedicarse a componer temas propios, cuando conocen a José Carlos Molina, este influyó rápidamente en el grupo aportando varias ideas, como la de introducir un teclista, que sería su amigo Juan y buscar un nombre nuevo a la banda. Fresa se convierte en Ñu, el porqué del nombre de antílope, explica Rosendo, era que les gustaba la ñ, en aquel momento los grupos dejaban de ponerse los tal, los cual, y buscaban nombres cortos y contundentes, y ese animal representaba un aspecto salvaje y libre. Coz y Asfalto empezaban a hacer conciertos estrictamente de rock, dejando atrás sus raíces de músicos de orquesta y acompañantes, la escena underground y progresiva empezaba a hacer su aparición.

Con Ñu, Rosendo participó durante dos años en varios conciertos, uno de ellos como teloneros de Doctor Feelgood, una grabación de un single y su etapa militar. Su inestable relación con José Carlos Molina, que aprovechando el parón de Rosendo para ir a la mili, hace que se agudice por los cambios que este fue haciendo en la formación, la falta de unión a la hora de componer, Molina no quería tocar los temas de Rosendo porqué decía que eran un “leñazo”, y el cariz macarra que tomaba la banda con peleas continuas, llevan a Rosendo a abandonar. Con él se van el bajista Chiqui Mariscal y el batería Ramiro Penas.

Lo de buscar nombres es un rollazo, ya que Molina calificaba a los temas de Rosendo “leñazo”, y siendo madri-leño, que eso también le gustaba mucho; Leño, era áspero, directo y duro, cómo sus temas. Así que en menos de 20 días estrenado el trío, se presenta con sus temas en el teatro Alcalá como teloneros de Asfalto. En su primer año de existencia Leño había ganado una importante reputación entre la afición rockera. Se hace realidad el viejo sueño de meterse en un estudio para grabar un disco. El trío estampo su firma con el sello Chapa sin miramientos. Teddy Bautista es el productor, y se convierte en manager de la banda. Durante la grabación del disco, Chiqui el bajista, dijo que se iba, algo que repetirá a lo largo de su carrera con Rosendo más veces, entra a sustituirle Tony Urbano, bajista de Coz. "Leño", título del disco, vio la luz en 1.979, fue bien acogido por la prensa musical, lo calificaron de “rock bronca”, y con él bajo el brazo, la banda empezó a moverse por buena parte de la geografía española.

En 1.980, las circunstancias musicales cambiaron, surgieron nuevos grupos pop y esta nueva generación reacciona contra su inmediato precedente, los nuevos grupos rechazan el rock duro, lo consideran viejo y superado. Ante esta situación el trío creyó necesario modificar su sonido, incluyen teclados en su siguiente trabajo, “Más madera”, no obstante Leño seguía alineado al sector del rock clásico. Repiten productor y estudio, pero se graba con prisas y deja un mal sonido. Sin embargo los más acérrimos les echaron en cara el uso de los teclados, sin embargo en directo prescinden de los teclados y atacan los temas con el espíritu que les caracteriza.

Pero lo que pasó en aquel momento fue que los medios de información abandonaron a la vieja guardia de los setenta que se había partido la cara por mantener su carrera musical y prestaron demasiada atención a los nuevos grupos, les pusieron muy bien en cuatro días que llevaban. Esto lleva a abrir una brecha entre dos secciones que durará más de una década. Rosendo procura no tomar partido ni para un lado ni para otro, se mantiene al margen.

El “Más Madera” despisto a mucha gente, no fue bien acogido, así que deciden echarse la manta a la cabeza y grabar un directo. En aquella época la grabación de directos era muy escasa, sobre todo por los pocos medios técnicos. Grabaron durante tres días, 25, 26, y 27 de marzo de 1.981 en la sala Carolina de Madrid. El primero de ellos apenas superó el medio aforo, el segundo estuvo bien, el tercero reventó la taquilla. El disco quedó como sencillo, aunque la intención era hacerlo doble y hubo que retocarlo por todos los sitios, pero “En Directo” fue el disco de Leño que más vendió.

La cuarta descarga de Leño se cuece en Londres, en aquel momento trasladarse a Inglaterra para“Corre, Corre”, el disco de Leño que más suena a Leño, la experiencia no fue buena para sus protagonistas, hubieran preferido grabarlo en España, pero en aquel momento no había los medios técnicos, el disco dejo notar un aspecto sonoro reluciente que a la prensa y a la afición convenció de inmediato.
grabar se puso de moda, de hecho, la mera noticia de que un grupo se iba a grabar allí otorgaba expectación y prestigio. No tenían un duro, fueron con lo puesto, no podían permitirse salir a cenar ni de copas, entraban en el estudio a las nueve de la mañana y salían doce horas después. Y así salió

Su popularidad era máxima, apoyo máximo en conciertos, desequilibrio en ventas, el beneficio económico para los tres miembros era escaso, y la discográfica se la estaba jugando con los pagos de los royalties, tenían que reclamarlos cuarenta veces. Lo poco ganaban lo estaban invirtiendo en nuevos equipos y una furgoneta para trasladarlos. Los malos rollos empezaron a salir y las relaciones internas se fueron deteriorando. Sabiendo que todo iba mal aceptan la invitación a la gira de Miguel Ríos “Rock and Ríos”, pensando que a lo mejor por el camino encontraban algún aliciente. Esa gira fue un éxito, pero a pesar de todo lo bueno que habían vivido, no se veían con la fuerza principal, ni con ganas de repetir esquemas, todo esto unido a que la discográfica Zafiro no les hacía ni puñetero caso, ni les pagaba, así que deciden cerrar su contrato. Les faltaba grabar un disco, era el contrato que tenían con la discográfica y para cumplir con ellos enviaron una carta anunciando la disolución y una fecha límite, Zafiro ni se molestó en contestar. De su separación se habló hasta en periódicos como el ABC. Se rumoreó sobre un concierto de despedida, no encontraron el momento. Se siguió rumoreando sobre su vuelta durante mucho tiempo, un hecho que disgusta especialmente a Rosendo porque ese planteamiento nunca ha salido de ninguno de los tres.

Desde el primer momento que se decidió la disolución de la banda, Rosendo tuvo muy claro que iba a continuar su carrera en solitario. Se buscó la vida, llegó a pasarlo muy mal de dinero, en esa época ya se había casado y tenía a su hijo pequeño. Consiguió un contrato con un productor con estudio de grabación en Alemania. Sin músicos de confianza contacto con dos colaboradores de Miguel Ríos, el bajista Tato Gómez y el batería Sergio Castillo. “Loco por incordiar” vió la luz en mayo de 1.985, resultó un gran debut en solitario, desprendía rabia rockera, fue muy promocionado, uno de los que más ha vendido. Su vuelta fue acogida con ganas, con especulaciones incluidas, aunque tampoco fue demasiado tiempo el que tardó en componerse, apenas dieciocho meses.

Para presentarlo en directo, Rosendo recuperó a su gente de toda la vida, al bajista Chiqui Mariscal, el batería Miguel A. Jiménez y el teclista Manuel Portela. El inicio de gira, que estaba previsto en la Plaza de las Arenas de Barcelona, el 8 de junio junto con Barricada y Zero, tuvo que ser suspendido por una gran tromba de agua y aplazado a septiembre. Así que la primera aparición fue en Madrid, como actuación de cierre del Trofeo Rock Villa de Madrid. Se declara frenético, deseando tocar pero también con miedo por ver la reacción de la gente, de hecho ni siquiera se situó en el centro del escenario, seguía tocando en un lado como con Leño, no acababa de asimilarlo del todo y apenas veía diferencia, la única, que había cambiado de músicos. El fantasma de Leño persiguió a Rosendo por muchos años, de hecho una de sus frases más repetidas a las alusiones del público fue: “bueno Leño ya se acabó, esto es otra historia”, pero siempre tocará un par de temas porque también lo ve obligado. En esta primera gira se mantuvo en una media de 30 conciertos, algo que no estuvo nada mal para empezar, el balance del primer año en general fue positivo, así que la grabación de un segundo disco se planteó rápidamente.

Se trasladan a los estudios Mediterráneo en Ibiza, un complejo con piscina que les permite una estancia muy cómoda y con la posibilidad de trabajar a cualquier hora del día. Así nace “Fuera de lugar”, la cogida que recibió fue mucho menor que su antecesor, también pesó la promoción que se hizo, en aquel momento RCA y Ariola se fusionaron y en el transcurso de esa unión desapareció el equipo que había movido el disco anterior. La venta de copias pasó a 18.000 y llegan la desmoralización y los problemas con la discográfica que empieza a desentenderse de todo. Por contrato tenían que preparar un tercer disco y las disputas fueron a más, desde la elección de estudio a los temas a incluir. Antes de la entrada al estudio vuelve a haber un cambio en la banda, Chiqui desaparece una vez más y Portela abandona definitivamente. Entra cómo bajista Rafa Vegas y a los teclados Gustavo Di Novile. Así nace en 1.987 “A las lombrices”, vende únicamente 7.000 copias, es el disco de Rosendo que menos ha vendido. Para colmo se embarcaron en una gira promocional por discotecas y fue un fiasco, en verano trabajaron muy poco. Como vio claro que no había manera pidió la carta de libertad a la discográfica y se la dieron, porqué por contrato le quedaba todavía un año más.

La desmoralización de Rosendo era muy grande, creyó que iba a tener que dejarlo definitivamente,“I have no Money”, la situación era paupérrima. En esa época se vivió un momento muy difícil en general para la el rock, empezaban a funcionar los grupos moñas y las discográficas era lo único que querían promocionar. De repente llega un golpe de suerte, conoce a Paco Martín, emprendedor independiente con el sello Twins, dice Rosendo “de repente veo un menda con los pelos tan largos como yo, ese tiene que ser mi director”. Confió en el proyecto de Rosendo desde el primer momento y decidió apostar por él. Aquí nace “Jugar al gua”, se publica en 1.988 y consiguió colocar 17.000 copias en su etapa de promoción. Sirvió para subir el ánimo de Rosendo de tal manera que tras la gira decide grabar “Directo” incluyendo también dos temas de Leño.
en sus últimos conciertos llevaba una camiseta negra que decía

A Paco Martín se le ocurre la idea de grabar el directo en Moscú, y uno de los motivos principales es que entre 1.988 y 1.989 el movimiento rockero ruso había florecido y muchas bandas vinieron a visitar nuestro país, Rosendo compartió escenario con varias bandas en el auditorio de la Casa de Campo. A su vez en Moscú se celebró el Festival por la Paz, con una repercusión extraordinaria al que acudieron bandas como Mötley Crüe, Scorpions, Skid Row, Bon Jovi y Ozzy Ousbourne. Cuando llegaron a Moscú no les enseñaron ni el local elegido ni los equipos, sólo una relación de lo que tenían, Rosendo desconfiaba y no le gustó el ambiente y decidió que no quería grabar allí, que tenía que ser en Madrid.

El lugar elegido fue la sala Jácara del barrio Salamanca, para muchos una decisión poco acertada, ya que la zona era la clásica residencia de los llamados “pijos” y la mayoría del público incondicional de Rosendo era de barrios periféricos. Prepararon un ensayo general tres días antes en Gerona para atar bien todos los cabos. El día antes se preparó en la misma sala un ensayo sin público que se grabó íntegramente para tener material de reserva en caso de apuro. Se preparó una buena en el barrio Salamanca, la calle estaba colapsada, fue un llenazo, el público respondió a su llamada con las ganas de antes. Se grabaron veinte temas en total, sólo hubo que retocar en un par de temas los coros y el bajo. El disco superó las 30.000 copias situándose en el segundo trabajo más vendido después de “Loco por incordiar”.

La salida del directo dio la oportunidad de hacer una gira extensa, que es lo que siempre le gusta a Rosendo, y es que en directo su gente siempre le responde. Eso sí, siempre con la mosca detrás de la oreja, dice Rosendo: “si al año me ven unas veinte mil personas ¿Cómo no voy a vender cinco mil copias más?”, los números con las discográficas nunca acabaron de cuadrar. En ese momento Twins se unió a Dro y Gasa y Rosendo se llevó otro susto, al pasar al catálogo de Dro y tener que dejar a Martín se esperaba volver a la situación que tuvo en RCA, pero afortunadamente la gente de Dro le tranquilizó y cómo bien dice: “pérdidas no doy y problemas no suelo dar...” la compañía le dejo hacer.

En la primavera de 1.991 Rosendo entra a grabar su primer álbum con Dro y el sexto de su carrera en solitario, “Deja que les diga que no!” pasó un tanto desapercibido, tampoco la compañía se esmeró en la promoción. Sin embargo la gira de aquel año deja un momento especialmente emotivo: el cartel junto a Burning en la plaza de toros de Las Ventas, con 15.000 personas, hizo historia para ambos madrileños.

Para su séptimo elepé, Rosendo llevó y utilizó la comparación del pesado, pero seguro paso de la tortuga al título, como metáfora de su propia trayectoria, que aunque no despuntaba se veía lo suficientemente estable como para seguir adelante en el camino. Una concha para defenderse de tantas hostias, y la lentitud, cabezón como es él para seguir en esto de la música. Repitió estudio y productor, porqué es de los que piensan que cuando un equipo funciona es porque lleva tiempo trabajando junto. El disco tuvo su tirón, el single “Majete” se promocionó en radio y alcanzó la cifra de venta de 20.000 copias, se programa una gira en directo en 1.993 bastante extensa y dos actuaciones consecutivas los días 1 y 2 marzo en la sala Aqualung de Madrid, a las que el público fiel respondió llenando los dos días.

En 1.994 Rosendo consigue una de sus mayores satisfacciones a la hora de entrar en un estudio, una grabación aislada y relajada en un estudio del Cabo de Gata en Almería. Durante diez días transformaron un cortijo en un estudio y crearon un ambiente de trabajo relajado y concentrado. Por aquellos días de febrero coincide también el cumpleaños número cuarenta de Rosendo, asunto que celebró con satisfacción pero sin más preocupación que la de poder seguir haciendo lo que le gusta. “Para mal o para bien” representa probablemente el disco más rico en matices de Rosendo. En este disco Rosendo toca varios palos, como el rock duro, el rock clásico, algo de punk, alguna balada y un gran reggae acústico, escribió unas letras realmente buenas y lo combinó todo bajo la producción de Eugenio Muñoz con un gran sonido.

Hasta el año 1.994, que es hasta donde llega este libro, Rosendo había acumulado ya cerca de veinticinco años de carrera entre Fresa, Ñu, Leño y su carrera en solitario. Ante la perspectiva de futuro al preguntar a Rosendo que esperaba, dice así:
“Yo no me apeo del burro hasta que vaya a los conciertos y vea que no hay nadie. Me he planteado esto como forma de ganarme la vida y pienso que tendré que trabajar hasta que me jubile. Y la jubilación en esto, aparte de que te dé una ciática que te deje doblado, me imagino que es porqué vayas a tocar y no hay nadie, que no intereses a nadie. Llevo toda la vida así, un verano no puedo estar de vacaciones, desde que tenía diecisiete años o dieciocho años he estado trabajando, no puedo estar en la playa, no me imagino de esa manera. Es lo que me gusta y es la forma de ganarme la vida”.

Un factor esencial a la hora de valorar la carrera de Rosendo es el de las letras que escribe. Hay quién queda prendado de sus frases y quien no entiende nada y lo rechaza, no hay término medio. El confiesa que se esfuerza en complicar las líneas y rebuscar distintas interpretaciones para que el oyente se afane en la resolución del laberinto.

La polémica sobre su voz, poco agradecida pero igualmente particular, ha sido superada por el tiempo. A Rosendo se le conoce desde hace muchos años y a nadie se le ocurre desacreditarle utilizando ese argumento, se entiende que su voz es así, el mismo dice: “mi planteamiento ha sido siempre: no sé cantar, no tengo técnica. Canto desde crío en el colegio. No es que sepa cantar, es que me lo he inventado. Puedo cantar una melodía si está en mi tesitura y pienso que sé afinar. No tengo una voz bonita porque no me la he cuidado, lo que hago es cantar de la forma que mejor me viene”.

El caso de su uso de la guitarra es notablemente distinto, puesto que en los setenta Rosendo ya estabaStratocaster, cambiando a la Blade para algunos directos, más adelante también utilizaría una Gibson, pero cambiándole las pastillas originales por las de una Stratocaster, declarando que “siendo fiel a Fender, lo que le atrae de la Gibson es la estética”
catalogado como uno de los guitarristas punteros del rock duro, pero decidió por voluntad propia insistir en encontrar un sonido más personal. Discrepa de la perfección de academia, tampoco es amigo de la experimentación de efectos, buscó amoldarse a una guitarra, currársela y hacerla a su forma. Fiel a la

Desde 1.994 hasta este mismo verano, Rosendo ha continuado en la carretera. Fiel a sí mismo y a su manera de trabajar. En 1.996 publicó “Listos para la reconversión”, tras este disco abandona la banda el teclista y vuelve al formato trío publicando en 1.998 “A tientas y barrancas”. Graba también un directo en la cárcel de Carabanchel, que ve la luz en 1.999 y consigue mejores ventas que con sus dos antecesores inmediatos. En 2.001 publica “Canciones para normales y mero dementes” endureciendo su sonido y continuándolo con “Veo, veo….mamoneo” en 2.002. En 2.005 lanza “Lo malo es… ni darse cuenta” y en el 2.006 recibe la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. En el 2.007 publica “El endémico embustero y el incauto pertinaz” y al año siguiente se embarca en una gira recorriendo toda España junto a Barricada y Aurora Beltrán que duraría casi tres años. En 2.010 publica “A veces cuesta llegar al estribillo”, en el 2.013 llega su decimoquinto álbum de estudio “Vergüenza torera”.

Tras cuatro años sin publicar, raro en él, este verano veía la luz “De escalde y trinchera”, Rosendo en una entrevista decía así: "Mientras haya aliento, seguiremos despotricando"
"Estoy harto de estar toda la vida peleándome y exponiéndome, pero al final es lo que me tira. Ahora que no estoy en la calle, me fijo más en lo de dentro y lo cierto es que nos vamos acomodando y te dejas llevar... Hay mucho por hacer, pero no contéis conmigo que yo ya estoy mayor". Cuatro años han pasado desde su último disco de estudio y Rosendo reconoce que esta inactividad en algunos momentos le ha pasado factura. "No paréis nunca, que el cuerpo luego pesa mucho y es difícil volver otra vez”.

A modo de anécdota, Rosendo contaba cómo el primer single del disco se iba a llamar "Despacito" --la canción comienza con esta palabra--, si bien un día que estaba escuchando la radio se dio cuenta del "error". "Cuando escuché la canción (de Luis Fonsi) me di cuenta que me acababan de joder la mía”….. 

Miriam Fdez. (La Diablo On Fire)